El vicepresidente de la región de Valonia, Pierre-Yves Jeholet, reveló un plan que ronda los 80 millones de euros, que estarán destinados principalmente para llevar la categoría reina del motociclismo a Spa-Francorchamps.
Una parte de esa inversión, aproximadamente 50 millones de euros, serán utilizados para modernizar el trazado y adaptarlo a las exigencias de seguridad expuestas en el reglamento de la Federación Internacional de Motociclismo (FIM), para poder recibir en el 2022 al Mundial de Resistencia y en 2024 al MotoGP. El principal reto de las autoridades del autódromo será crear vías de escapatoria en las rápidas curvas del circuito.
«Tras propuesta mía, el gobierno aprobó la participación de la región en un plan de inversión (con un préstamo de SOGEPA) con el ambicioso objetivo de celebrar los mejores eventos de motos junto con la F1 en el mejor circuito del mundo», comunicó Jeholet en su Twitter.
La última vez que la competencia de motos por excelencia tocó el legendario circuito belga fue en 1990, donde, bajo la característica lluvia de la zona, el estadounidense Wayne Rainey se llevó la carrera sobre su Yamaha, superando al francés Jean-Philippe Ruggia (Yamaha) y a su compatriota Eddie Lawson (Yamaha).