Desde hace un tiempo genera incertidumbre la situación financiera de KTM y su resolución en un futuro próximo. La dimisión de Stefan Pierer de su cargo agregó una capa mayor de complejidad dentro del Grupo Pierer para la fabrica austriaca. Todas sus divisiones, desde la deportiva hasta la producción de motocicletas sufren de esta crisis. Sin embargo, hay un sector que, gracias a su independencia, sortea esta situación: la de bicicletas.
Mismo nombre, distintos productos
Si bien comparten logo, nombre y color (naranja), estas áreas se encuentran la una separada de las otras. De hecho, las marcas de bicicletas bajo el paraguas del Grupo Pierer Mobility AG son Husqvarna, Gasgas y Raymon. El caso de la KTM de bicicletas es que opera bajo el nombre de KTM Fahrrad GmbH.
En 1951 lanza el primer prototipo de moto KTM (R100) que pasa a producir en grandes series en el año 1954. 10 años después, en 1964, la marca ya está produciendo su primera bicicleta: la Fleetwing que se fabrica y se lanza en EE. UU. En aquella época contaba entonces con unos 220 empleados. Sin embargo, ya en el año 1992, KTM Fahrrad GmbH, se queda con la división de bicicletas mientras que el área de motos pasa a llamarse KTM AG. De esta forma, la marca encargada de la producción y fabricación de motos se encuentra con las dificultades económicas ya conocidas. Mientras tanto, la encargada de las bicicletas se mantiene ajena a esta situación compleja.
«Independiente desde 1992»
«El fabricante de motocicletas KTM AG, parte de Pierer Mobility AG, es insolvente. Esto no tiene nada que ver con KTM Fahrrad GmbH. KTM Fahrrad GmbH es una empresa familiar completamente independiente desde 1992, propiedad exclusiva de la familia Urkauf y tiene una estructura financiera sana. Nos gustaría aclarar: Desde 1992, el fabricante de motocicletas KTM AG y el fabricante de bicicletas KTM Fahrrad GmbH son dos empresas completamente independientes y autónomas. Por lo tanto, no existen vínculos económicos ni corporativos con Pierer Mobility AG o KTM AG», aclararon desde la firma.
Por Elio Piazza