La BMW K 100 y los primeros modelos que de ella se desprendieron fueron, sin dudas, unidades que quedaron grabadas en la historia tanto de la compañía bávara como del motociclismo. La importancia de estos modelos reside en que, gracias al trabajo de sus ingenieros, BMW pudo incorporar innovaciones técnicas y mecánicas que hasta ese entonces habían sido poco estudiadas.
La serie K nació hacia el año 1982 con la presentación de la BMW K 100 pero la idea de crear un nuevo modelo, lógicamente, surgió varios años antes. Hacia fines de la década de 1970 en el seno de la compañía bávara se empezó a difundir el temor de que sus motores Boxer quedaran relegados tras los últimos avances tecnológicos implementados por los demás fabricantes.Ante esta situación, BMW puso a trabajar a su área de investigación y desarrollo con un firme objetivo: crear un modelo de aspecto moderno que pueda combinar el trabajo realizado en la sección de autos de la compañía con la experiencia acumulada en la sección Motorrad, manteniendo siempre los valores y la identidad que caracterizaban a la firma.
Con esta intención, rápidamente el foco se puso en crear una unidad con un motor colocado longitudinalmente al sentido de la marcha y con los pistones colocados de forma horizontal. Esta configuración era algo absolutamente diferente a las disposiciones mecánicas establecidas hasta entonces y presentaba seria dificultades de espacio. El trabajo llevó varios años en los cuales la idea se puso a prueba con prototipos creados con el motor tetracilíndrico que equipaba el auto Peugeot 104 y, tras los buenos resultados obtenidos, en 1982 se presentó la BMW K100. El innovador modelo contaba con ese nuevo concepto: un propulsor de cuatro cilindros en línea longitudinal de 987 cc, apoyado en su lado izquierdo, con la culata en la izquierda y el cigüeñal a la derecha. El motor contaba además con ocho válvulas, un sistema de refrigeración líquida y era capaz de erogar 90 CV de potencia máxima.
Una vez lanzado al mercado, el modelo tuvo una buena respuesta por parte del público y, como suele suceder en la compañía alemana, dio lugar al nacimiento de una nueva saga. La reciente familia se desarrolló durante los años siguientes con los modelos BMW K 100 RT, la BMW K 100 LT y la BMW K 100 RS y llegó hasta nuestros días con la BMW K 1600. A lo largo de los años, las “K” le sirvieron a la factoría para implementar algunos de sus desarrollos tecnológicos más avanzados en cada una de las épocas: la BMW K 100 RS fue la primera moto de serie de la marca en contar con inyección electrónica, en 1988 el sistema antibloqueo de frenos de BMW se presentó por primera vez en una K 100 RS y el primer motor de 130 CV de la factoría fue presentado en una K 1200 RS hacia el año 1997, sólo por mencionar algunos ejemplos.
