La Suzuki Katana marcó un antes y un después en la historia del diseño japonés, un hito que para entenderlo es necesario ubicarse en la década de los ´70, cuando las motos niponas golpearon con fuerza el mercado occidental gracias a recordados modelos como la Honda CB750 o la Kawasaki Z1, caracterizados por su fiabilidad y por su clásico motor de 4 cilindros en línea, muy potente, que derivaba de las motos de competición, pero con un costo de producción muy bajo. Buenas prestaciones, bajos precios y estéticas a la moda, un combo perfecto.
Pero la firma de Hamamatsu, con una larga historia de impulsores de 3 cilindros y 2 tiempos, llegó un poco tarde a la corriente tetracilíndrica, más específicamente en 1976 con el lanzamiento de la GS 750. Para ese entonces las unidades urbanas decayeron y las superbikes japonesas comenzaron a tomar relevancia en el mercado mundial, por lo que Suzuki decidió diferenciarse con un modelo que uniera lo mejor del estilo sport y la simpleza de las unidades urbanas, pero con un diseño “más occidental”.
Para lograrlo, la marca buscó a Hans Muth, exdiseñador de BMW, que junto a otros ingenieros de la casa bávara conformaron un estudio independiente. Entre sus trabajos resaltó el radical prototipo MV Agusta 750S ED1 que la casa italiana desestimó por sus líneas agresivas, pero que para la sorpresa de Muth y compañía, Suzuki recibió con los brazos abiertos.
En 1981, a partir de esa estética alejada de todo lo visto anteriormente y de un efectivo motor de 4 cilindros y 1000 cc nació la GSX1 1000 S Katana, un modelo naked con muchos rasgos deportivos, gran aerodinámica, 272 kg y la capacidad de llegar a los 230 km/h que la convirtió en la moto más rápida en producción hasta 1983.
A pesar de su controversial diseño, la moto fue un éxito de ventas, lo que llevó a la marca a plasmar ese concepto en motos de otras cilindradas como la GSX 400S Katana o la GSX1 1135 Katana. Con el paso del tiempo los fanáticos esperaron una evolución del modelo, el cual nunca llegó pese a los varios prototipos que fueron develados a partir del año 2000.
Pero, en 2019 la espera terminó, ya que Suzuki aprovechó la presente corriente neo-retro para materializar el lanzamiento de la segunda generación de su famosa naked, que mantiene muchas de esas líneas agresivas tan características y mucha tecnología, con el fin de devolverle a la marca un lugar de referencia en el segmento.
Comunión entre lo nuevo y lo histórico
Basándose en la premisa de una estética distintiva, pero plagada con tecnología de punta y equipamiento de primer nivel, Suzuki reeditó la Katana, moto que ahora se denomina como “GSX-S1000S” y que significó no solo una de las novedades más esperadas del Salón Internacional de Colonia 2018, sino que es la apuesta más fuerte de la firma japonesa en los últimos años.
A diferencia del Concept Katana 3.0 dado a conocer en el EICMA 2017 y realizado sobre la base de la Sport Tourer GSX-S1000F, el modelo final se plasmó sobre el motor de la deportiva GSX-R1000 desarrollado entre 2005 y 2008. Ese bloque de cuatro cilindros en línea y 999 cc marcó una era en la historia de los tetracilíndricos de Suzuki, motivo por el que fue elegido como corazón de este proyecto, aunque fue actualizado con nuevos pistones más livianos y una configuración de carrera larga (73,4 mm x 59 mm), que ofrece una mejor curva de potencia con buena presencia en la zona baja y media del cuentavueltas. También, fue renovado para sobrepasar las leyes anticontaminación gracias, por ejemplo, a un nuevo sistema de escape. Declara 147 CV y 108 Nm de torque.
Si bien el motor no es totalmente nuevo, fue combinado con un apartado electrónico de última generación que estará protagonizado por tres niveles de control de tracción (bajo, medio y alto), asistente de lanzamiento a bajas revoluciones para facilitar la salida, Easy Start System que le permite al usuario arrancar el motor con un solo pulsar una vez el interruptor, ABS desconectable y un cuadro de mandos LCD digital de fácil lectura.
Interior sport
Fiel a la premisa histórica de la Katana, su chasis doble viga de aluminio es, tal vez, uno de sus rasgos más deportivos, más que nada apoyándose en una parte de ciclo muy bien equipada: posee un basculante de aluminio y suspensiones deportivas con una horquilla invertida KYB de 43 mm regulable adelante y un monoamortiguador detrás que ofrece una configuración hidráulica en precarga. Los frenos estarán encargados a un doble disco delantero de 310 mm mordido por pinzas Brembo de cuatro pistones y a un disco simple detrás, acompañados por un sistema ABS firmado por Bosch que sólo pesa 640 gramos.
En total, pesa solo 215 kg, casi 60 kg menos que la primera versión del modelo, una cantidad aceptable que la coloca en la misma línea que otras motos con las que comparte categoría.
Sin dudas es una Katana
El diseño de esta naked es uno de los puntos que más comentarios positivos causó en el público, ya que logra combinar de forma armoniosa una estética tan emblemática de la década de los ’80 con líneas y componentes actuales en su carrocería.
Cualquiera que conozca un poco de esta moto sabrá a primera vista que se trata de una Katana, principalmente a raíz del semi carenado delantero tan característico, a sus faros y al logo de la marca dispuesto en color rojo. En cambio, como nuevos detalles utiliza un asiento de doble altura cuya terminación sin colín respeta los cánones de diseño de las neo-retro actuales. Su tanque de combustible es mucho más compacto que en las versiones anteriores, lo que como consecuencia deriva en una capacidad de almacenamiento mucho menor, de solo 12 litros.
Suzuki Katana Jindachi: un poco más afilada
Jindachi es una categoría de espada larga japonesa, caracterizada por adornos y acabados finos. Bajo esa filosofía fue creada la Katana Jindachi, una variante especial de la naked de Suzuki que entre sus detalles distintivos equipa un escape de titanio firmado por Akrapovic que fue fabricado especialmente para este modelo.
Su estética es la parte que más cambios sufrió, con un semi carenado más amplio y un asiento de doble color, rojo y negro, que posee el logo de la moto grabado. Además, utiliza nuevos gráficos también en color rojo que se notan en la parte baja del colín, en la parte delantera y en las ruedas.
Su base es la misma que utiliza la Katana convencional, con un motor de cuatro cilindros que genera 147 CV de potencia, un chasis de aluminio rígido y compacto equipado con una horquilla invertida KYB de 43 mm, sistema de frenos con pinzas delanteras de conexión radial Brembo y ABS de Bosch. Electrónicamente posee control de tracción, Suzuki Easy Start System y Low RPM Assist.