Como anticipa su gráfica, Oil in the Blood no es una película sobre motos, sino que trata sobre la gente que compone la escena de las dos ruedas. Basándose en cerca de 300 entrevistas, su director Gareth Maxwell Roberts, miembro fundador de Bike Shed en Londres, intenta entender -y explicar- el renacimiento de las motos retro, el auge de las motos personalizadas y lo que vendrá con las e-bikes.
Para llevar a cabo su cometido, el largometraje tiene los testimonios de famosos preparadores como Shinya Kimura, El Solitario, Winston Yeh, Walt Siegl o Max, diseñadores como Ola Stenegärd o Kurt Walter y la cooperación de marcas como Yamaha, Royal Enfield, Ducati, BMW y Harley-Davidson. En más de dos años de filmación, el equipo de producción recorrió 14 países y cinco continentes para realizar las diferentes entrevistas.
Oil in the Blood ya se exhibió de manera esporádica en algunos cines de Gran Bretaña y Estados Unidos, pero se estima que próximamente se podrá ver de manera on-line en el resto del mundo.