La corriente de diseño Streetfighter nació como una rama más de la escena de las preparaciones. Sus inicios tienen ciertas similitudes con el Café Racer (impulsado en los ´50 en Reino Unido), ya que las personas que lo impusieron buscaban enaltecer el rendimiento de sus motos con finalidades distintas a las que estas exponían de fábrica.
El comienzo no tiene una fecha clara pero tiene una relación muy estrecha con el auge de las motos deportivas de media cilindrada en la década de los ´80, modelos que ayudaron a que los usuarios se acercaran a los circuitos y transformaran al motociclismo de velocidad en un deporte con un gran número de aficionados. Pero claro está, al existir más personas dispuestas a desafiar sus propias capacidades, los accidentes y los números de motos destruidas fueron creciendo quedando como lienzos para transformaciones y modificaciones de todo tipo.
A estas deportivas preferentemente japonesas, se las despojaba tanto de su carenado como de todas las partes innecesarias y se las acondicionaba de manera que tuvieran mejores capacidades para utilizarlas en la calle y para realizar acrobacias, por eso se generó una conexión muy grande entre este estilo y el Stunt. Algunas de las modificaciones más comunes es cambiar los semi manillares por manubrios más anchos y altos, ruedas con mayor pisada, colines exageradamente elevados y frontales muy agresivas.
La legendaria revista Back Street Weels fue la primera en hablar del término Streetfighter refiriéndose a toda moto modificada con mayor rendimiento pero menor confort. En cambio, su línea de diseño en los comienzos de este estilo está inspirada o al menos tiene una gran similitud a las motos del cómic Blood Runners que se publicaba en otra de las revistas más conocidas de ese momento: Bike. Las unidades que protagonizaban esa tira cómica tenían ruedas anchas, un chasis a la vista muy particular y faros delanteros personalizados.
Rápidamente, las marcas más importantes del mundo comenzaron a inspirarse en este movimiento para diseñar sus motos. Si bien no se puede identificar cuál fue el modelo de serie que inauguró esta segmento, uno de los más exitosos es la Ducati Monster. Creada en 1993 por el argentino Miguel Ángel Galluzzi, su nacimiento fue prácticamente por accidente al unir partes de diferentes deportivas de la casa de Borgo Panigale. Esta moto caló tan hondo en el mercado naked que en la actualidad sigue en producción 27 años después. Triumph, con la Street Triple, también fue pionera en este estilo.
En la actualidad, tanto para los preparadores como para los diseñadores de las principales marcas, el estilo Streetfighter evolucionó mucho y está atravesando una segunda etapa de auge. Por el lado de los fabricantes independientes se pueden ver máquinas con elementos totalmente fuera de lo común como motores turboalimentados o equipados con nitro mientras que los fabricantes de la industria más convencional vuelven naked sus deportivas más radicales como sucede con la Ducati Streetfighter V4 o la Kawasaki Z H2, una de las motos que une conceptos de ambos mundos gracias a su impulsor turbo que supera los 200 CV de potencia. KTM con la 1290 Super Duke y su chasis a la vista o Yamaha con la MT-10 y su motor idéntico al que equipa la R1 son otras de las motos que están claramente inspiradas en este movimiento en la actualidad.