Fabio Di Giannantonio (Gresini Racing) se quedó con la cita número 19º de la temporada del MotoGP: el Gran Premio de Qatar. En un fin de semana que tuvo sucesos que afectaron la lucha por el título, el italiano fue el líder indiscutido en Lusail con Pecco Bagnaia (Ducati Lenovo) como 2do y Luca Marini (Mooney VR46) en tercer lugar. El segundo puesto del líder del campeonato parece casi ser un golpe de gracia para su inmediato perseguidor: Jorge Martín (Prima Pramac), quien tuvo un domingo cargado de problemas, quedando 10mo y despidiéndose de a poco de sus aspiraciones de campeón.
Quinientos cuarenta y dos
Fabio Di Giannantonio fue uno de los pilotos de MotoGP de los que más noticias circularon estas últimas semanas. Ya fuera porque su lugar en Gresini sería ocupado por Marc Márquez, o porque en Australia había conseguido su segundo podio en dos años en la categoría reina. La realidad es que pasaron quinientos cuarenta y dos días desde que el italiano pudiera triunfar en MotoGP, allá por el 28 de mayo de 2022. Aquel día, el en ese momento debutante ganó su primera pole position en Mugello. «Diggia» lleva años en Gresini, desde que el equipo lo incorporó para el Campeonato Mundial de Moto 3 allá por 2016. Ascendiendo a la máxima categoría en 2022 y con solamente dos podios y una pole en dos años compitiendo, el triunfo en Lusail, tiene un sabor especial para el nacido en Roma.
Rompiendo en llanto luego del triunfo en el Gran Premio de Qatar, Di Giannantonio declaró: «Quiero ser honesto y tengo algo que decir. Después de Malasia, pasó algo que tenía que ver con mi futuro y no fue algo positivo. Y entonces llegué a casa con muchísima rabia, pero me motivó de manera positiva. Se lo había dicho dos o tres veces a mi familia y entorno más cercano: “Voy a ganar en Qatar”. Y todos me decían que no lo dijera, por si acaso lo gafaba. Y yo decía: “No, lo digo en serio. Voy a ganar en Qatar”. Cuando llegas aquí lo tienes que cuadrar todo para conseguirlo y no ha sido fácil, pero lo hemos logrado»
Veintiuno
El gran triunfo de Di Giannantonio se valoriza más sobre el actual campeón del mundo: Pecco Bagnaia. Desde el inicio de la carrera el piloto de Ducati lideró las acciones e impuso el ritmo. Sin embargo, no podía separarse del piloto de Gresini, quien lo siguió como su sombra durante una buena cantidad de tiempo. A cuatro vueltas del final, Bagnaia calculó mal una frenada y se fue al piso, permitiéndole a su compatriota tomar el liderazgo casi al borde de la bandera a cuadros.
El saldo para el #1 no es tanto si se tiene en cuenta que obtuvo un segundo lugar valiosísimo pensando en la definición del próximo fin de semana en Valencia. Luego de Qatar, tiene una ventaja de 21 puntos sobre Jorge Martín en la búsqueda por el bicampeonato, a falta de 37 en juego. Si bien, Martin todavía tiene opciones, parece que lo ocurrido durante este fin de semana en Lusail fue definitorio.
Diez
El que el Gran Premio de Qatar haya sido casi un cierre al Campeonato de este año se debe, no solo a la regularidad de Pecco Bagnaia, sino también a todos los problemas que tuvo Jorge Martín (Prima Pramac). El español presentó dificultades desde el inicio de carrera que terminaron casi por liquidar sus aspiraciones de campeonato. Desde la primera vuelta al soltar el embrague, patinó y perdió varias posiciones. Luego tuvo inconvenientes con el agarre de los neumáticos que terminaron por relegarlo a la 8va posición primero, y a la número 10 después.
Entendiendo que los problemas eran de las ruedas, el competidor afirmó: «Creo que se ha visto clarísimo. Cuando ya la goma empieza a derrapar en la salida, es que algo no va bien. Eso suele pasar cuando la goma no tiene agarre, cuando la goma tiene 30 vueltas, y la mía no las tenía. Luego he estado bastante tranquilo en las dos o tres primeras vueltas, pensando en guardar goma y pensando que la goma iría bien. Pero en cuanto he apretado un poco para intentar bajar al 1:53, no tenía agarre, no podía parar la moto. Una vergüenza pilotar así, la verdad. Me sentía muy frustrado en algún momento y luego al final iba ya riéndome, porque no era mi culpa».