En apenas dos décadas, este esloveno pasó de fabricar escapes en un taller doméstico a consolidar su marca como número uno a nivel mundial.
Historias como esta están caracterizadas por una incomparable visión de futuro, y esta no es la excepción.
A fines de 1980, Igor Akrapovic, trabajaba en el taller de preparación de motores de su padre, mientras que en sus ratos libres desarrollaba sus propios propulsores y hacía trabajos de afinación para sus amigos. Desde siempre estuvo vinculado a la competición y fue incluso piloto de lo que hoy es Superbike.
Este inteligentísimo esloveno se dio cuenta de todo lo que estaba disponible para los corredores, excepto un buen sistema de escape de calidad que ofrezca grandes ventajas de rendimiento. Afortunadamente, Igor consiguió reunir a un equipo de personas que le permitió hacer lo que mejor sabe.
La firma Akrapovic se creo oficialmente en 1990, pero su expansión industrial y comercial se dio algunos años después: en 1992 Igor se unió a Slavko Trstenjak , un electricista con una aptitud similar para retoques y puesta a punto y, un año más tarde, reclutó a Marko Adán como director de ventas.
Si hay un nombre ligado a la competición de cuatro tiempos ése es Akrapovic (Se pronuncia “Akrapovich”). Desde hace más de una década la compañía eslovena es la marca referencial en sistemas de escape para motos de cuatro tiempos, incluso últimamente también en cuatro ruedas.
El logo del escorpión (imagen corporativa tomada porque “Akrap” en turco significa escorpión) está por todas partes: en la Yamaha M1 de Jorge Lorenzo, en la KTM de Sandro Cortese, en la Moto2 de Marc Márquez, en los equipos oficiales de BMW y Aprilia en Superbikes. Es el premio a un trabajo muy bien hecho.
Salto de calidad
Creciendo poco a poco al servicio de los equipos privados, y todavía bajo el nombre de “Escorpión”, ofrecieron probar su última criatura al Kawasaki Deutschland en 1993. Examinaron el rendimiento de un sistema que no había nacido para la Kawasaki, pero que habían adaptado a la perfección a la japonesa. El resultado fue gratamente positivo y se ganaron el beneplácito de los equipos del campeonato alemán de Superbikes y, poco más adelante, ya habían cosechado su primera victoria en el mundial de SBK (1997) gracias a la máquina verde y a Akira Yanagawa.
A finales del siglo XX, la nave inicial de 450 m2 de su factoría en Ivacnna Gorica les quedaba chica y se mudaban a una ultra moderna fábrica (diseñada por la mujer de Igor) de más de 3000 m2 que hoy alberga a 450 empleados. Sólo así podían apoyar a todos los equipos japoneses de Superbikes en 1999, haciéndose un año más tarde con los títulos de SBK, del AMA y del All-Japan.
Este éxito llamó la atención del proyecto de Aprilia en MotoGP y de HRC para su Honda RCV.
Precisamente, en colaboración con Honda, la RCV de Valentino Rossi montó un sistema firmado y producido por Akrapovic, pero que lucía la pegatina de Polini (una marca de ciclomotores italiana) por esas cuestiones del patrocinio.
Desde entonces, Akrapovic no paró su ascenso meteórico, renovando su logotipo (el difundido escorpión), sumando decenas de victorias y títulos mundiales, colaborando con los más exitosos equipos de competición, expandiéndose a la industria del automóvil donde ha llegado a aliarse con Audi y un largo etcétera…
Actualmente, Igor Akrapovic cuenta con 48 años y su “criatura” – el escape del mismo nombre- con algo más de 20, aunque desde hace ya más de diez es líder tecnológico indiscutido.