El camino inverso. Como base del proyecto los diseñadores asiáticos utilizaron una moto alemana sin estrenar, que de serie poseía líneas sumamente clásicas, por lo que decidieron llevar a cabo un «proceso de actualización».
Para concretar ese plan, comenzaron por cambiar completamente la parte trasera de la unidad, modificando el subchasis, asiento y posterior colín, para acoger un sillín monoplaza de cuero muy particular forjado de manera artesanal.
A partir de ese cambio en la zona posterior, por cuestiones estéticas se vieron obligados a personalizar también el tanque de combustible y “decorarlo” con una placa que expresa la marca del taller al mismo tiempo que tapa la insignia oficial de la moto.
Su rasgo más futurista está plasmado en la parte frontal que se beneficia de la línea ascendente de la moto para aparentar mayor agresividad. Además, fue equipada con una luz con tecnología LED en posición horizontal que le entrega un toque muy personal al combinarse con dos faros ubicados a los lados del radiador.
En lo que respecta a la parte motriz, el bloque fue pintado de color negro y fue provisto de un sistema de escape de acero inoxidable que también fue hecho a mano. La Dark Fighter es otra muestra clara del crecimiento positivo que está experimentando la escena custom asiática.